LITERATURA PRECOLOMBINA
TEXTO A TRABAJAR: Issicha Puytu
(Mito incaico)
La portada del trabajo deberá tener los
siguientes datos, respetando el orden:
- Nombre del colegio:
- Nivel: Secundario
- Año de estudio y división:
- Nombre de la materia: Lengua y Literatura
- Nombre y Apellido del docente: Flores Abel
- Nombre y Apellido de él o la estudiante.
- Nombre del colegio:
- Nivel: Secundario
- Año de estudio y división:
- Nombre de la materia: Lengua y Literatura
- Nombre y Apellido del docente: Flores Abel
- Nombre y Apellido de él o la estudiante.
Actividades:
1-Leer con atención el siguiente texto.
ISICHA
PUYTU
En un ayllu había una
mujer hermosa, cuya belleza deslumbraba. Su nombre era Isicha Puytu. Llegó su
turno de la mita, del servicio en la casa del señor de la región, del Curaca.
Fue a cumplir su turno, y no volvió. El Curaca la hizo quedar, no quiso
soltarla. Le dijo:
-Vivirás
conmigo.
- Bien -dijo
ella. Y se quedó en la casa del señor. Vivió con él.
El Curaca mandó que le
quitaran toda la ropa a su nueva amante, a Isicha Puytu. La hizo vestir con la
ropa de las matronas, de las principales. Ella tenía trenzas, y sus trenzas las
mandó peinar como se peina la cabellera de las soberanas. Con grandes
prendedores de plata le hizo adornar la cabeza; extremó su amor el Curaca en
estas cosas. La hizo vestir con ropas de finísimo hilado, la hizo calzar de
sandalias. Toda ella la adornó y vistió como a las señoras principales. En las
llikllas, en las mantas que debían cubrirle la espalda, mando tejer palomas.
Todas sus vestiduras estaban tejidas con franjas anchas en que se había
retratado a las flores de la tierra. Así la cargó de adornos como a una planta
florecida, y la transformó.
De este modo vivían y
pasaba el tiempo. Ella no se ocupaba de nada, su señor no la hacía trabajar.
Pasaban el día entregados a la diversión y el juego, encerrándose en el dormitorio.
Comían juntos. Él la tenía en sus brazos, sobre las rodillas, mientras comían.
El señor tenía muchos
criados jóvenes. Todos odiaban a Isicha Puytu y hablaban mal de ella, a
escondidas. Y cuando la servían y le llevaban las comidas refunfuñaban. Al
señor no le importaba eso ni nada. Pero la gente del pueblo sabía, y también
ellos murmuraban. Mas, tampoco eso importaba al Curaca; no temía el juicio del
pueblo.
Día y noche estaba con
ella, con su amada. Con ella comía, con ella dormía, con ella esperaba el
anochecer. Isicha Puytu sabía tocar una quena de hueso humano. -Esas quenas se
tocan bajo un cántaro alargado-. Ella tocaba intensa y bellamente la quena. Y
por eso se llamaba, Isicha Puytu. El Curaca le compro una quena y un cántaro.
Ella pone las manos dentro del cántaro y toca la quena. ¡El canta! Es el Curaca
quien canta.
Así vivían todos los
días. Mientras tanto, los padres de ella, la esperaban. Y como pasaba el tiempo
y no volvía, la madre dijo a los hermanos de Isicha Puytu:
- ¿Dónde estará mi
hija! Que será de ella. No ha vuelto desde que fue a cumplir su turno. O es que
la han retenido para que sirva en la mita para siempre. Id a preguntar por
vuestra hermana.
Luego prepararon un
fiambre abundante y enviaron a dos de los hermanos hacia el pueblo. Llegaron
ambos a la casa del señor y preguntaron a los jóvenes sirvientes. Uno de los
hermanos dijo:
-Isicha Puytu, mi
hermana, vino a cumplir su turno en la mita. Y no ha vuelto. ¿Qué es lo
que hace en la casa del Señor?
Los jóvenes le
contestaron:
-Tu hermana es ahora
la Señora (Wayru). Se ha tornado en la Matrona.
-Decidle que han
venido sus hermanos a averiguar de ella.
Los sirvientes entraron
a la casa a cumplir el encargo. Dijeron a la señora.
-Isicha Puytu, han
venido tus hermanos a preguntar por ti.
-¿Quién
puede ser mi hermano? –contestó ella.
-Allí están en la
puerta tus dos hermanos. Dicen que han venido por orden de tus padres. Isicha
Puytu contesto:
-Yo no tengo padre ni
madre.
-Pues, mira allí.
Pero ella no quiso
mirar. Muy tranquila, sentada sobre el lecho del Curaca, tocaba su quena, hacia
gemir al instrumento. Nada más.
Los jóvenes sirvientes
volvieron donde los hermanos y les dijeron:
-Dice ella que no sois
sus hermanos. Dice que no reconoce tener padre ni madre. No quiere salir. Ha
dicho de vosotros: "¿Que ricos de excremento (aka kkhapakkhunachá) son los
que quieren reconocerme por hermana?".
Sin embargo los
hermanos esperaron afuera, sentados, conversando con la servidumbre.
-Ella esta con el
Señor, vive con el -dijeron los sirvientes. Y les contaron la historia de
Isicha Puytu. Todo lo que ocurrió con ella, desde el principio.
Y cuando los hermanos
estaban sentados entre los sirvientes, Isicha Puytu salio, por su propia
voluntad. Los hermanos se levantaron, fueron hacia ella y le dijeron:
-¿Cómo te encuentras,
hermana?. ¿Dónde estás?. No volviste a nuestra casa. Cualquiera que haya sido
tu suerte, debiste avisar, hermana. Nuestros padres te enviaron con nosotros
este fiambre.
-Tu, mozo mugriento,
tu no eres mi hermano -contesto ella- ¿De dónde y por qué queréis ser mis
hermanos?
-Nuestra madre está
llorando por ti -contestaron ellos.
-¿Y quién había sido
mi madre? - volvió a preguntar Isicha Puytu.
-¿No te acuerdas de
nuestros padres? - preguntaron los hermanos.
-¿De dónde y porque
pretendéis reconocerme? ¿Acaso soy de vuestra clase? Porque me veis en alta
condición queréis haceros pasar por parientes míos -dijo ella con gran altivez.
Recibió el fiambre que le habían enviado sus padres y !o arrojo a la cara de
sus hermanos.
-¿Cómo me habéis
traído esto? ¿Soy acaso de las que comen esas cosas? -les grito con el mayor
desprecio.
Al oír estas palabras
los hermanos se marcharon, volvieron a su casa.
Llegaron donde estaban
sus padres.
-Me enviasteis a
preguntar por vuestra hija -hablo el mayor de los hermanos- Nos ha recibido con
desprecio. No quiso reconocernos. "¿Mozos tan mugrientos pretendéis
haceros pasar por mis hermanos?", nos dijo.
-No es posible que mi
hija haya hablado de ese modo-contestaron el padre y la madre.
-Aun la comida que le
enviaste nos arrojó a la cara. No se acuerda de nuestra casa.
Y así, minuciosamente,
hicieron el relate de la visita a Isicha Puytu
-Vuestra hija vive con
el Curaca- dijeron. Pero los padres no quisieron creer lo que oían.
-No. No es posible que
mi hija sea de tal índole -respondieron. Vosotros
odiáis a mi hija. No queréis
que ella vuelva, y por eso inventáis esos cuentos.
No creyeron en las
palabras de los hermanos. Y así fue.
Pasó mucho tiempo en
la vida de Isicha Puytu. Concibió un hijo; estaba embarazada.
Entonces, nuevamente,
los de su casa quisieron saber de ella. Y la madre envió al padre. Como en la
primera vez, prepararon un fiambre.
-Si será verdad que
nuestra hija es como sus hermanos cuentan de ella. Anda y ve por ti mismo -dijo
la madre a su marido.
El padre llego a la
casa del Curaca. Pregunto por su hija. Los criados contaron al padre la
historia de Isicha Puytu, como habían contado a los hermanos.
-Hacedme el favor de
llamarla-dijo el anciano.- Decidle que ha venido su padre.
Los criados lo
anunciaron ante Isicha Puytu. Y ella contesto:
-¿Quién puede ser mi
padre? Y como le dijeron: "Es tu padre quien ha venido" Ella salió
murmurando:
- iOh! ¿Quién, quien
había sido mi padre?
En cuanto vio a su
hija el anciano fue hacia ella; iluminado de alegría exclamo:
- iOh hija mía! ¿Cómo
estás? -Y con el corazón ardiente de amor, prosiguió: -¿Cómo no has vuelto
hasta ahora? ¿Qué es lo que te está pasando?
Y ella le contesto:
-Oye, perro viejo:
¿Cómo puedo ser yo hija tuya? ¿Cómo, de qué modo pudiste ser tu mi padre?
Isicha Puytu estaba
encinta. Y el padre contesto dulcemente:
-No, hija mía, no me
digas eso. No puede ser. No es posible que me contestes de este modo. Recibe
siquiera el regalo que te he traído.
Y desatando la pequeña
carga que traía le alcanzo el fiambre que la madre había preparado. Pero ella
lo rechazo.
-Oye, perro viejo- le
dijo. - ¿Soy acaso de las que comen estas cosas? ¿Fuera de aquí! No pretendas
reconocerme.
Y lo arrojó de la
casa.
Llorando, el padre
volvió. Llego donde su mujer y le dijo:
-Era cierto. Tu hija
se ha tornado en otra, a la que no es posible reconocer. Está embarazada. Me ha
contestado con desprecio y me ha arrojado de su casa.
El viejo hablo con voz
lastimera. Sin embargo la madre no quiso creer.
-El padre y los
hermanos, todos la odiáis - dijo.
-Tu hija nos ha
negado, a su padre y a su madre -insistió el anciano. Y lloro en presencia de
su mujer. A pesar de todo, la madre no daba fe; siguió hablando:
-Tú no has llegado,
oye anciano, a la casa del Curaca.
-Pues, anda tú, anda a
saber -contesto el padre. La madre no fue. Y paso el tiempo.
-Quizás vuelva,
despacio, poco a poco -decía. Y no fue.
Isicha Puytu dio a
luz. Hicieron bautizar al niño y eligieron padrino a un hombre que vivía en una
casa vecina a la del Curaca. Pero el niño murió. El Curaca cuido y curó a
Isicha Puytu; la cuido con todo amor y esmero. Y siguieron viviendo solos. Y
amaron mucho al padrino del niño.
Y paso el tiempo. La
madre seguía esperando. Isicha Puytu no aparecía. Entonces decidió preparar su
fiambre y los manjares que llevaría de regalo: hizo galletas de harina de
quinua y kkañiwa (k'ispiñu) cocino mote y chuño hervido. "Estas eran las
comidas que ella prefería. ¡Cuánto deseo tendrá de probarlas!", decía,
mientras preparaba su atado de fiambre.
-Mi hija debe ser la
criada del Curaca- dijo. Y llena de pena se echó el atado a las espaldas. -Uno
con una historia, otro con otra historia vienen donde mí para hablarme de mi
hija. Ahora que yo llegue, veré por mí misma si es como ellos dicen.
Y emprendió la marcha
hacia el pueblo. Llego a la casa del Curaca. A esa hora, su hija estaba tomando
sol en el patio, echada sobre una alfombra. Tenía en la cabeza hermosos
prendedores de plata. Era una matrona soberana. Imposible de ser reconocida. Y
la anciana dudo; no podía reconocer a su hija. Isicha Puytu estaba muy
engalanada. "¿Es esta mi hija, o no es ella? -se preguntaba y la miraba
con asombro. Entonces, su hija le hablo:
-Oye, vieja, ¿qué es
lo que quieres? La madre la reconoció en el sonido de la voz. Y le hablo
presurosa:
- ¡Oh hija mía! ¿Cómo
estás?
Y corrió a abrazarla
(Mak’ alliukuyk). Pero Isicha Puytu la rechazo. Aun así, la anciana alcanzo el
atado de manjares que había traído. Isicha Puytu recibió el regalo, y dijo:
- ¿Por qué venís, cada
uno de vosotros, trayéndome comidas inmundas y tratando de haceros pasar por
mis parientes? ¿Yo acaso os conozco, mujer mal oliente?
Y le arrojó el fiambre
a la cabeza. Entonces la madre exclamo:
- ¡Que te pasa, oh
criatura? ¡No te vuelvas contra el bien, hija mía! Yo te envié a que cumplieras
con tu turno en la mita; no te mandamos para que cambiaras de este modo.
- ¡Fuera de aquí,
vieja! ¡No me dirijas más la palabra! - gritó Isicha Puytu.
- ¿Ya no recuerdas que
soy tu madre?- pregunto la anciana. ¿Es verdad que arrojaste mi regalo al
rostro de tu padre, y que hiciste lo mismo con tus hermanos? ¡Vámonos ahora! -
ordenó la madre.
- ¿Dónde puedo ir yo,
vieja inmunda? - contesto Isicha Puytu.-
-A nuestra casa. ¿O es
que ya no recuerdas tu hogar?
- ¡Fuera de aquí,
vieja! ¡Ya no me hables más- gritó Isicha Puytu, decidida ya a arrojar de
su casa a la madre.
La anciana recogió la
comida del suelo. Y así, de rodillas en medio del patio, lloro. Isicha Puytu la
estaba mirando.;
-Desde hoy para
siempre ya no será mi hija - dijo la madre- ¡Cuidado con que mas tarde quieras
decir: "Fuisteis mi padre y mi madre". Ya no podrá ser, en ningún
tiempo.
¡Nunca podrás
llamarme!
Y pronunciando la
última frase iba saliendo de la casa. Pero la hija le contesto:
-¿Quién podría
llamarte "Madre", a ti?
Entonces la madre se
descubrió el seno, hizo como si se ordenara hacia el suelo, y pronuncio la
maldición suprema:
- ¡Con esto has de
encontrar la vida eterna! Luego salió de la casa y tomo el camino de su
comunidad. Iba llorando en el camino. "¿Cómo ha podido mi hija hacerme lo
que ha hecho? ¡Aun los manjares que hice para ella me los arrojo al
rostro!". -decía. Y sus lágrimas rodaban como grandes gotas de lluvia,
como el pesado granizo. "Yo que no quise creer a mi esposo ni a mis hijos.
Sin embargo ellos decían la verdad. ¡Mi hija es como ellos de-cían!",
seguía hablando. Y llegó a su casa llorando. Y dijo a su esposo y a sus hijos:
-Era verdad. Vuestra
hermana se ha pervertido, como dijisteis. Ahora sí creo.
Entonces convinieron
entre todos:
-Ya no volveremos a su
casa. Y cuando entremos al pueblo, no iremos adonde ella vive. Así hay que ser,
para siempre.
Y la olvidaron.
Al día siguiente de
haber arrojado Isicha Puytu a su madre, el Curaca tuvo que hacer un viaje
repentino y largo. Debía dormir un día en el sitio donde iba. Antes de partir,
el Curaca amonesto muchas veces a sus criados; les dijo:
-Cuidaos de no atender
bien a vuestra señora. La serviréis con esmero; tenderéis bien su lecho.
Y partió. Había
ordenado antes que los criados acompañaran a dormir a la señora, que cuidaran
su sueño.
Pero los criados no
obedecieron. Apenas salió el Curaca murmuraron.
- ¿Quien ha de cuidar
a esa mujer? ¿Quién ha de querer alcanzarle nada? Y se entregaron al juego, a
divertirse entre ellos. Nadie fue a cuidar el sueño de Isicha Puytu.
Al día siguiente, en
la mañana, fueron de muy mala gana a servirle el desayuno. Y la encontraron
muerta. Estaba muerta sobre su lecho. Entonces los criados sintieron temor.
- ¿Que puede haberle
sucedido a esta mujer? ¡Está muerta! -exclamaron- El señor nos castigará por no
haberla acompañado.
Y reflexionaron para
encontrar la forma de justificarse. "¿Cómo hemos de explicar su
muerte?", decían. "¿Por qué no entrasteis a su dormitorio para cuidar
su sueño?", nos preguntara el Señor. Al fin, convinieron en decir que
Isicha Puytu había muerto en la mañana, y no en su lecho, sino afuera, ya
levantada.
Vistieron el cadáver
de Isicha Puytu. Peinaron su cabellera como sol (a peinarse ella
todos los días. Luego tendieron el cadáver sobre el lecho. Al poco
rato llego el Curaca y pregunto:
- ¿Dónde está la
señora? ¿Dónde está mi paloma?
-Ha muerto -le
dijeron.
-¿Cómo? ¿Cómo es
posible? ¿De qué modo?
-Esta mañana se
levantó muy temprano. Sentada sobre una alfombra estuvo viendo un escrito. En
la puerta de la casa se calentaba al sol. Y de repente se estremeció, cayó de
espaldas, inmóvil. Entonces hicimos cuanto era posible. Pero no pudo revivir.
La llevamos apenas hasta su lecho.
El Curaca había
comprado en su viaje los objetos más bellos para Isicha Puytu. Y llevando los
regalos entro al dormitorio y cerro duramente la puerta. Llorando, levanto a su
amante y la hizo sentar sobre el lecho; empezó a llamarla:
- ¡Vuelve a la vida
Isicha Puytu! ¡Vuelve a la vida!
Se sentó a su lado; y
lloraba. Lloro toda la noche junto a su amada.
Al amanecer
la vistió con los trajes nuevos que le había traído; la engalano
y volvió a llamarla.
- ¡lsicha Puytu: toca
la quena del cántaro!
Cuando entraron los
criados encontraron el cadáver sentado, hermosamente vestido y engalanado,
vieron que el Curaca le hablaba como si Isicha Puytu estuviera viva.
Así la estuvo
contemplando durante tres noches y tres días. No se acordó siquiera de que
Isicha Puytu debía ser sepultada. Y en ese trance, cuando la estaba
contemplando, Isicha Puytu revivio; levantó la quena y empezó a tocarla. Era
como la muerte el canto de la quena; bajo el cántaro el instrumento lloraba a
torrentes; llamaba al llanto y a la muerte. El Curaca era feliz: " ¡Ya
revivió Isicha Puytu!", exclamaba.
Estaba viva, pero ya
no sabía ni vestirse ni peinarse. No era ya la misma. El tenía que peinarla. Y
cada vez la vestía con nuevos trajes. Le servía la comida en las manos; pero no
comía. Ya no le llegaba ni el hambre ni la sed. Ya no hablaba como antes. Solo
a instantes hacía sollozar su quena bajo el cántaro. Y dormía.
Y entonces, una noche,
el Curaca quiso pecar con ella. Y cuando estaba consumando el pecado, de dentro
del lecho se incorporó una bestia. Isicha Puytu convertida en un asno. Mas, el
Curaca exclamo lleno de alegría: " ¡Ahora sí! Aunque se haya convertido en
asno, ella estará conmigo, iré con ella a todas partes. ¡Ya no tendré que
enterrarla". Amaneció con la bestia en su dormitorio.
Al día siguiente el
Curaca llevo el asno a la casa del padrino de su hijo. Y le dijo:
-Tu que cargaste a mi
hijo a la pila bautismal, tu, mi prójimo, mi señor, ve que ahora tengo esta
bestia para mí. La he comprado para mis viajes. Para que este siempre conmigo.
El padrino, este
hombre, era entendido en herrar y arreglar los cascos de las bestias. El Curaca
le dijo:
-Cuida de los cascos
de mi burro, hiérralos ahora.
- ¡Por qué no hacerlo,
para ti, padre como yo, mi Curaca? -contesto. - Herraremos a tu bestia, ahora
mismo.
Y forjo unos herrajes
a medida. Luego tumbaron al animal; le amarraron las patas; acomodaron los
herrajes y empezaron a clavarlos. Al primer golpe gritó la bestia:
- ¡Ay!
¡Ay, mi Señor! ¡Cómo me clavas los pies, tu, tu que
fuiste el padrino de mi hijito!
Y hablando así, se
levantó, convertida de nuevo en la matrona, en Isicha Puytu, en la señora
hermosa. El hombre, el padrino, se llenó de pavor.
- ¡Oh mi Curaca! ¡Que
me has mandado hacer! -exclamo, mirando a su amigo. Y pregunto a Isicha Puytu;
- ¿Que ha sido de ti?
¿Cómo, de que suerte pudiste convertirte en bestia, habiendo sido madre de un
hijo de mi Curaca, de mi Señor?
Entonces hablo Isicha
Puytu.
-A mi madre, a mi
padre, a mis hermanos les hable con desprecio. Por eso nuestro Señor me
castiga. El haber arrojado al rostro de mi hermano la comida que me trajo de
regalo, no es culpa grande. Culpa grande es haber afrentado a mi padre y a mi
madre con el mismo pecado.
- ¿Y por que
procediste de esa manera? Isicha Puytu contestó
-Por haber sido amante
de un Señor como tú. Por eso ofendí a mi padre y a mi madre. He caído ahora en
las lágrimas de mi padre y de mi madre. Mi madre me maldijo exprimiéndose los
pechos. Y esa misma noche me alcanzo la muerte. Ya no podré encontrar mi
redención. Y cuando estuve muerta, este Curaca intento hacerme pecar, por eso
me convertí en bestia. Era un pecado horrendo el que quería que yo cometiera. Y
me convertí en bestia. Viendo que estaba muerta, no respeto mi cuerpo
inerte, y me profano. Impulsado por su alegría demoníaca me acarició, puso sus
manos sobre mí; y después quiso hacerme caer en el horrendo pecado. Pero yo ya
no puedo pecar, porque estoy muerta. Envileció mi cadáver vergonzosamente. Por
eso me convertí en bestia. Isicha Puytu acabo de decir estas palabras, y cayo
de espaldas. Murió definitivamente; se convirtió en cadáver.
Para el pueblo Isicha
Puytu murió en la casa del padrino. "Aquí falleció", dijo él. Y
empezó a disponer el entierro del cadáver. El Curaca se opuso:
-La llevaré a mi casa.
Allí la cuidare - dijo. Pero el padrino contesto:
-¿Que es eso, Curaca
mío? ¡No tendría nombre lo que propones! Tenemos que enterrarla.
E impidió que el
Curaca se llevara el cadáver de Isicha Puytu.
Y la enterraron. Le
hicieron un funeral pomposo; como se entierra a las matronas respetables, a la
consorte de los que mandan. El Curaca asistió a los funerales. Iba cantando
junto a las lloronas, repitiendo el llanto de ellas. Pero no repetía la voz de
las plañideras; cantaba con sus propias palabras: "Isicha Puytu:
¡adelántate, adelántate! -iba diciendo-. Donde quiera que vayas yo estaré
contigo, juntos, siempre juntos". Cuando estaba llorando con estas
palabras la enterraron.
Concluido el funeral,
todos se fueron. Acompañaron al Curaca hasta su casa. A la medianoche, el
Curaca se levantó y se encamino hacia el panteón, llevando las ropas de Isicha
Puytu. Llego hasta el sitio donde la enterraron; escarbo la tierra hasta encontrar
el cuerpo de su amante; y ella volvió a la vida, salio de donde estaba
enterrada. El Curaca la vistió hermosamente. Y se echaron a andar los dos. En
la puerta del panteón, grito el Curaca:
- ¡Isicha Puytu!
¡Ahora sí! ¡Con ella me voy, eternamente! ¡Con Isicha Puytu!
Y se fueron, no
sabemos dónde.
Entonces aullaron los
perros, de pueblo en pueblo.
Dicen que vino un
carro de fuego, y que el Demonio se llevó a los dos.
A la mañana siguiente,
los vecinos preguntaron en la casa del Curaca. Pero el no estaba; y habían
desaparecido también todos los vestidos de Isicha Puytu. Luego fueron al
panteón, a ver. Encontraron escarbada la sepultura de Isicha Puytu. Los dos
amantes ya no estaban. Así fue todo.
La casa del Curaca se
sumió en el silencio. Mas tarde se convirtió en ruinas. Desolada pampa.
2-Investiga y
responde.
*¿Dónde se encontraba
ubicada la civilización Inca?
*¿Qué tipo de relato
es Issicha Puytu?
*¿Cuál es el
significado de “Issi” y “Puytu”?
*¿Cuáles eran las
clases sociales del imperio incaico?
*Entre sus costumbres
¿Qué consideraban importante los incas?
*¿Cuál es la finalidad
que tenía este tipo de texto?
3-Responde.
*Esta obra concientiza
al pueblo sobre normas sociales y religiosas: A) la imposibilidad de pasar de
una clase social a otra. B) El respeto a los padres y C) El culto a los
muertos. ¿Quiénes las transgreden?¿Cómo son castigados?
*La simbiosis entre
realidad y mito, propias de las culturas precolombinas, está presente en esta
obra. ¿Qué elementos consideran fantásticos desde el punto de vista occidental?
(es decir para nuestra cultura actual)
*¿Qué creencias
similares a la religión cristiana aparecen en la obra? ¿Qué diferencias hay?
*El curaca, ¿ama
realmente a Issicha? Fundamenten.
*Issicha es tratada
como mujer objeto. Ejemplifiquen con el texto. ¿En qué momento se rebela?
INVESTIGA Y RESPONDE:
¿QUÈ ES
LA LITERATURA PRECOLOMBINA?
*CON TUS PALABRAS CONTAME
DE QUÉ SE TRATABA EL TEXTO DE Issicha Puytu.
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